Disminuyamos la deuda hospitalaria

Por: Dr. Patricio Silva Rojas
Decano Facultad de Ciencias de la Salud, U. Central
Ex Subsecretario de Salud


Sincerar las causas de la deuda hospitalaria genera una necesidad que se ha postergado por décadas. La real causa es el bajo presupuesto público en salud, recordemos que para atender a 12 millones de chilenos, se gasta el 4% del PGB y para atender los otros 4 millones se gasta el otro 4%.

Lo anterior se traduce en que el pago que realiza FONASA por las prestaciones a los hospitales es más bajo que el costo de las mismas. Lo que explica el hecho, que al aumentar las prestaciones para disminuir las listas de espera, la deuda aumenta.

La solución fácil y errónea sería que los Directores de Hospitales disminuyeran el número de prestaciones, lo que es una barbaridad yno solucionaría el problema de fondo, lo que por cierto no lo han hecho los anteriores ni lo harán los actuales.

Dicho lo anterior, siempre es bueno, tener presente la necesaria mejoría en la gestión de los diversos recursos, siendo de lejos el más importante las personas que trabajan en los hospitales. Todos y cada uno de los trabajadores requieren aplicar al máximo medidas de control del gasto. En esa tarea el principal actor somos los médicos que indicamos exámenes, medicamentos, hospitalizaciones, cirugías y diversos procedimientos con un lápiz y un papel como hacíamos antes y ahora es aún más simple apretando una tecla en un computador.

Por ello la gestión clínica de cada día es fundamental y para lo cual se requiere la renovación de los cuadros profesionales, su capacitación continua, la auditoría clínica, la supervisión y el control. Para ello se debe avanzar en reformar la gestión clínica, revalorando entre otras acciones, el rol del Jefe de Servicio, que debe estar empoderado, bien remunerado y con herramientas para la gestión, de todos los profesionales y personal que trabaja en los servicios clínicos.

Con una buena gestión de los jefes de servicio se evitan hospitalizaciones, exámenes, procedimientos y cirugías innecesarias. Haciéndolas bien, disminuyen los errores y complicaciones que elevan el costo y se realizan de acuerdo al estado del arto con la calidad y seguridad que merecen nuestros pacientes.

Lo anterior es válido tanto en los hospitales públicos como clínicas privadas, lo que además cooperaría a su vez, en la necesaria complementación publica/ privada que se requiere en nuestro país.